EL SITIO DE LUGO POR ALMANZOR
Hay en Galicia algunas leyendas de fondo
histórico o que se refieren a personajes que han tenido una existencia real en
nuestra historia. Algunas de ellas
podemos decir que son tragedias acontecidas a personas reales, cuyo fin
desventurado alcanzó caracteres de leyenda, porque su recuerdo fue
transmitiéndose tradicionalmente. Otras, como la que voy a referiros ahora, no
son, por fortuna, del mismo carácter.
Dícese que, allá por
el año 997, llegó Almanzor, el
célebre caudillo mahometano, en una de sus incursiones por tierras de Galicia, ante la ciudad de Lugo, que cerró las puertas de sus
murallas y se aprestó a la defensa.
Varios intentos de
las tropas musulmanas para escalar los recios muros tropezaron con la valiente
y firme resistencia de los lucenses, que infligió grandes pérdidas a los invasores.
Pero el jefe moro se propuso entonces disponer el cerco de Lugo y rendirla por el hambre, pues de ninguna parte podría la
ciudad recibir provisiones.
Empezó el sitio y
fueron pasando los días con el consiguiente miedo de los sitiados, que veían llegar
un final desastroso, pues se iban agotando las vituallas sin tener medio alguno
de reponerlas, ni tampoco fuerzas bastantes para intentar una salida que, trabando
lucha con el ejército que los cercaba, enormemente superior, pudiera
proporcionales la victoria.
Pero a uno de los
hidalgos que comandaban a los defensores se le ocurrió un ardid que pudiera quizá
favorecerlos. Acercándose a las almenas de la muralla, gritó llamando la atención
de los sitiadores; y cuando vio que algunos acudían para ver si los de la ciudad
deseaban parlamentar, les grito que quería hablar con su jefe acerca de algo
que había de interesarle mucho.
Cuando Almanzor acudió al pie de la muralla,
el conde le habló así:
-Gran guerrero que haces ondear en tu tienda el verde
pendón del Profeta, ¿por qué estás perdiendo el tiempo ante nuestra ciudad? ¿Qué
esperas? Nosotros somos pocos ante tu poderoso ejército; pero podemos resistir
el cerco todo un año, puesto que tenemos alimentos bastantes. Entre tanto, han
de llegar tropas en nuestra ayuda, que ya sabemos que se están concentrando y
armando no muy lejos de aquí. Y para que veas la verdad de lo que te digo, ahí te
va una muestra, que puede ser precises tú más que nosotros.
Y cogiendo un
cordero que se había hecho llevar hasta allí, de los pocos que ya quedaban en
la ciudad, lo tiró desde la muralla a los pies del caudillo musulmán mientras
otro conde compañero suyo volcaba una canasta de panes.
Los moros veían
asombrados cómo aquellos hombres tiraban así fuera de las murallas lo que ellos
creían que les faltaba ya para alimentarse.
Y viendo esto, y
convencido Almanzor de que nada
lograría con el cerco de la ciudad, ordenó enseguida el levantamiento del campo
y las tropas mahometanas reanudaron su marcha hacia otro lugar, creyendo que ,
tal vez, si esperaban allí la llegada del ejército a que se había referido el
conde cristiano pudieran verse comprometidos.
Así se vio libre la
ciudad de Lugo y evitó el caer en poder de sus sitiadores.
Y hay quien dice que de aquel hecho le
vino al conde el blasón y nombre de Bolaño, o sea de bolo (pan) y año
(cordero).
El pintor gallego Modesto Brocos dejó un
magnífico cuadro que representa esta famosa «Defensa de Lugo». Sin embargo, la
Historia no dice nada de aquel episodio, o por lo menos yo lo desconozco.
Santiago Lorenzo Sueiro
Presidente de Alianzagalega
Fotografías
en :
http://alianzagalega.blogspot.com.es/
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