sábado, 31 de enero de 2015

PONTEAREAS – SAN BREIXO DE ARCOS Leyenda de “ LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS “













     PONTEAREAS – SAN BREIXO DE ARCOS
Leyenda de “ LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS “

Ponteareas (oficialmente y en castellano Puenteareas, cuya traducción literal es «Puente-Arenas») es un municipio de la provincia de Pontevedra,  en la comunidad autónoma de Galicia,  y una villa de dicho municipio, capital del mismo. Es una de las localidades más grandes del interior de la provincia de Pontevedra.
Esta área geográfica formó parte de la provincia de Tuy hasta la división constitucional y la reforma posterior, que derivó en su inclusión definitiva en la provincia de Pontevedra.  La totalidad de sus parroquias se integraba en las jurisdicciones de Sobroso, con señorío del marqués de Sobroso; la de Oliveira, con señorío del obispo de Tuy; y la de Salvatierra, con señorío del conde de Salvatierra.
En este territorio, en los primeros años del siglo XIX, estuvo constituido por los municipios de Ponteareas, Guláns y Areas (topónimo gallego que significa arena ). Iniciado el proceso de constitución definitiva de los municipios actuales, dentro del partido judicial de Puenteareas, se crean el municipio de Ponteareas, junto con los de Mondariz, Setados (posteriormente situado en As Neves) y Salvatierra do Miño. Desde entonces permanece inalterable en su estructura y delimitación geográfica.

San Breixo Arcos es una parroquia que se localiza en el municipio de Ponteareas. Según el padrón municipal de 2013 tenía 488 habitantes (240 mujeres y 248 hombres), distribuidos en 11 entidades de población, lo que representa un ligero aumento con respecto a 2004 cuando contaba con 445 habitantes.
En 991 fue donado por el rey Vermudo II a la Iglesia de Santiago.
En ella hay un monasterio de la Orden del Temple. En 1377 el obispo tudense Juan Castro dio su iglesia varias tierras, algunos ubicados en esta parroquia, por lo que podría tener capellanes.


La Leyenda:

“ LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS “

En la parroquia de San Breixo de Arcos, ayuntamiento de Puenteáreas, provincia de Pontevedra, existe el llamado dolmen, conocido po “ A Pena dos Namorados “ ( La Peña de los Enamorados ), que, como no podía dejar de ser, debe este nombre a una leyenda de amor infeliz.
Es una colosal piedra abaladiza ( Oscilante ), tiene unos veinticuatro metros de largo por tres y medio de grueso en la parte más delgada y cinco en la mas gruesa, que se asienta sobre otra de parecida largura enterrada en el suelo.la parte delgada se apoya sobre un trozo de roca de unos tres metros de grueso. A mi entender, no es un dolmen, aun cuando si pudo originarse en la época megalítica por un fenómeno de la naturaleza; su pulimentación se debería a los elementos ( vientos y lluvias ) y no a la mano del hombre, que por aquellos tiempos no disponía de grúas para mover masas tan enormes y pesadas, ni de elementos mecánicos para pulirlas.
Vamos ahora a la leyenda:
El castillo de Sobroso, que está en aquellas inmediaciones, pertenecía a Don Álvaro de Sarmiento, que tenía una hija llamada Alda o como cariñosamente le llamaban sus familiares Aldina. Esta joven gustaba de realizar pequeños paseos a caballo, recorriendo los alrededores del castillo a través de las verdes campiñas y cruzando los frondosos robledales y sotos de castaños.
Con frecuencia, la joven condesita bordeaba la falda del monte de la Picaraña, en cuya cima se alzaba un pequeño castillo propiedad del Señor Don Tristán de Abarca, joven caballero al cual no veía con buenos ojos Don Álvaro porque había discutido con él, por cuestiones de limite de condados. Pero a nadie llamaba la atención aquellas excursiones hípicas de Aldina.
Pero Don Álvaro regresando de Granada, donde había estado luchando contra los moros al lado de los Reyes Católicos, quiso ver a su hija; mas Aldina no estaba en el castillo. No había regresado aún de su acostumbrado paseo.
No le agradó esto a Don Álvaro. Quizá sospecho alguna cosa. Pero, observando que día tras día se repetían las salidas, quiso indagar adónde iba.
Encargo a un joven paje de seguir a la condesita y espiarla, lo que pudo informarle de haber visto a la condesita en compañía de Don Tristán, bajo la piedra de abalar.
A pesar de que podía considerarse una falta grave, lo hubiese perdonado quizá si fuese otro caballero; pero siendo Tristán, con el cual no mantenía buenas relaciones, lo considero un ultraje. Y se juró que le castigaría.
Don Álvaro salió una tarde en dirección a la piedra oscilante. Allí se ocultó, y al llegar el joven Tristán, le mató, atravesándole de una estocada. Luego arrastró el cuerpo inanimado y, habiéndole dejado cubierto por la maleza y los ramajes que crecían allí cerca, volvió al castillo dando un rodeo.
En vano esperó Aldina a su amado. En vano le esperó al día siguiente. Acongojada y temerosa, regresó a Sobroso y se recogió en su cámara, manteniéndose toda la noche en una muda desesperación; pero, no habiéndose enterado la enamorada, volvió una vez más junto a la colosal piedra oscilante.
Y sucedió que, al tiempo de ponerse el sol, se le apareció un caballero vestido de negro que descendió de un alazán muy conocido por ella. ¿Quién era aquel caballero?. Al pronto no le conoció, pues llevaba el rostro cubierto por un velo; pero el porte, la figura…….
¡Tristán! Grito con alborozo ¡ Al fin has venido! Pero estos días ……..
Unas campanas doblaron a muerto en la lejanía y, con terror, la joven desconsolada oyó unas lúgubres palabras que decían :
Esas campanas anuncian mi entierro. Nuestro amor ha sido truncado por la muerte.
Y el fantasma volvió a montar en su caballo y desapareció entre la bruma .
Aldina volvió al castillo desolado. Se encerró en su cámara y allí permaneció hasta que, al cabo de algunos días, se cerraron todas las ventanas del castillo y se abrió la puerta para dar paso al cortejo de su entierro.

( Hay otra versión que no la da por muerta, sino que la hace ingresar en el  convento de la Anunciación de Bayona. Y su padre en Santa María la Real de Oya, parece ser que allí vivió algún tiempo un monje silencioso y taciturno que se llamó en vida Don Álvaro de Sarmiento. )

Santiago Lorenzo Sueiro
Presidente de Alianzagalega


viernes, 23 de enero de 2015

OURENSE , Leyenda de las Burgas ( Manantiales de agua caliente ).














OURENSE , Leyenda de las Burgas ( Manantiales de agua caliente ).

Ourense – Ribadavia y Las Burgas.
Existen dudas sobre la etimología del topónimo Orense. La primera teoría señala que fue bautizada por los romanos posiblemente como «La ciudad del oro» (Auriense) por su enorme abundancia de este metal. Otra teoría postula que el nombre de la ciudad proviniera del latín aquae urente («aguas abrasadoras»), o del germánico warmse («lago caliente»), por sus conocidas fuentes de aguas termales, conocidas como Burgas (nombre derivado del bajo latín burca, que significa pila).
Durante la época sueva se supone que la ciudad llegó ser corte real durante el reinado de Karriarico y Teodomiro, que ordenó la edificación de la primera iglesia en honor de San Martín de Tours, patrón de la ciudad, agradecido por la curación de uno de sus hijos. Una vez unido el reino suevo al visigodo se produce un vacío documental. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la iglesia católica,  sufragánea de la Archidiócesis de Braga que comprendía la antigua provincia romana de Gallaecia en la diócesis de Hispania. Se supone que sufrió las incursiones de árabes y normandos en el siglo X y XI,  tras el cual, se inicia una lenta recuperación.

Tres cousas hai en Ourense,                      ( Tres cosas hay en Orese )
que non as hai en España,                          ( que no las hay en España )
o Santo Cristo, a Ponte,                              ( el Santo Cristo, el Puente )
e as Burgas fervendo auga.                        ( y las Burgas hirviendo agua )

Ribadavia: Los primeros pobladores de Ribadavia fueron los celtas,  quienes fueron atraídos a la zona no solo por su belleza, sino por las riquezas de sus minas y montañas, el oro en el lecho de los ríos y las aguas termales cargadas de minerales. En el año 754, las tropas musulmanas de Abdul-Azis asolaron la región de Orense, que fue conquistada en el año 793 por Abdul-Malek. Entre los siglos VII y XII, la proliferación de monasterios y fortalezas contribuye al desarrollo de la agricultura bajo la comunidad del Monasterio de Arnoia y también se atribuye a esta época el mote de territorio de castela o tierra de castillos. Entre 1065-1071, obtuvo el título de capital del Reino de Galicia durante el reinado de Don García.
En el año 1375, Enrique II de Trastámara nombra a Don Pedro Ruiz Sarmiento señor de Ribadavia y Adelantado Mayor del Reino de Galicia por su apoyo en la guerra dinástica contra su hermanastro, Pedro I, con lo que comienza el señorío de Ribadavia con los Sarmiento, lo que ocasiona la pérdida del estatuto de villa realenga.

( OURENSE DE ORO -  INSTANTE ETERNO ) Si lo ves te enamoras.

La Leyenda:

Bien conocidas son y famosas, las <<BURGAS>> de Ourense, esas fuentes de agua casi hirviente que manan sin interrupción, proporcionando a la población grandes servicios.
Pues las Burgas tienen también sus leyendas. Una de ellas es la de cómo y por qué fluyen allí esas aguas; y es la siguiente:
Hace muchísimos años moraba en uno de los montes cercanos de Ribadavia, entre los riscos de la altura, un famoso asceta que atendía  el culto de una pequeña ermita y pasaba la vida entre rezos y penitencias, ayunos y sacrificios. Era muy estimado de cuantos le conocían y, como sabían las dificultades que el santo varón tenia para su subsistencia, algunas veces le llevaban alimentos, a la vez que iban en procura de sus consejos y bendiciones.
Se llamaba Pedro y se decía que era hijo de unos campesinos; pero lo cierto era que de virtud y doctrina sabia más que el señor cura de la parroquia y hasta se susurraba que había hecho algunos milagros.
Una vez, Pedro el ermitaño enfermó; fue una tarde de otoño, cuando las hojas de los árboles amarilleaban y el sol se ocultaba entre reflejos dorados.
¡ Bendito sea Dios ! . Dijo. Parece que Él me llama a si. Soy ya muy viejo y alguna vez ha de acabarse la vida del hombre.
Y resignadamente se sentó a la puerta de la ermita.
Pero acertó a pasar por allí un joven pastor que conducía un rebaño de ovejas y, al verle tan caído, le preguntó si necesitaba alguna cosa.
Me encuentro mal – respondió el santo - ; pero Dios dispondrá lo que ha de ser.
Señor dijo el joven yo voy camino de la aldea con estos carneros, y cuando los haya dejado volveré con un médico.
Y se fue, aligerando el paso del rebaño, que corrió monte abajo.
Volvió ya con noche el pastor acompañado del médico, quien, después de examinar a Pedro, le dijo que tomara un cocimiento de unas hierbas que había traído y se acostara y amantara bien. El mismo joven le preparó la tisana y le cubrió con una manta que traía. Después se marcharon, dejando a Pedro tranquilo, aun cuando tosía con una tos seca de ovella ( oveja), que se le fue calmando hasta quedarse dormido.
Desde entonces el pastor siempre procuraba pasar por la ermita y hacer un poco de compañía al señor Pedro, por lo cual este se había encariñado con el rapaz ( joven ), y le iba instruyendo y predicando la bondad.
En Ribadavia había una taberna y el tabernero tenia una hija llamada Aurora, una belleza de mujer. Pero en el ambiente tabernario había recibido no muy santas enseñanzas, por lo que era caprichosa al sentirse solicitada por los muchachos que deseaban obtener sus amores.
Pero ella se encapricho por el mozo pastor, aunque este no le hacía mucho caso.
Por fin, después de muchos intentos, le dijo un día:
¡ Estoy enamorada de ti !  Mirame, ¿ No soy guapa? ¿ No me quieres?.
Si,eres guapa, respondió él ; pero eres diabólica…., serias mi perdición. Y se fue apresuradamente.
Aurora se sintió humillada y herida en su amor propio y juró vengarse. Y cuando volvió el mozo a comprar un poco de sal y de azúcar, después de servírselo, y como estaban solos, le echó los brazos al cuello y lo besó, mientras le metía en el bolsillo una cosa de que él no pudo apercibirse.
Y como el se apartó de ella bruscamente y huyó, encolerizada la muchacha salió tras él, gritando:
¡ Al ladrón, al ladrón, detenerlo !.  Y a la vez le tiraba piedras.
El mozo corría y pronto le persiguieron algunas gentes. Otras mujeres del pueblo y mozalbetes lanzándole también pedruscos; pronto fue derribado y muerto sin que muchos de sus perseguidores pudieran saber por qué.
Pero en el farnel ( zurrón ) que llevaba el infeliz se encontró el cáliz de la iglesia, que había sido robado. Robado por Aurora para este objeto; para vengarse del desprecio.
Súpose después que aquel mozo era el pastor que visitaba al ermitaño del monte y le llevaba provisiones. Y el Santo Pedro lloró la muerte de su joven amigo y  tuvo también su momento de dolor y de coraje y el primer mal pensamiento en su vida ascética y humilde.
Y se dice que el santo iba conduciendo los secretos canales del agua caliente de las burgas hacia Ribadavia; pero, ante aquella cruel acción de los que habían matado a un inocente, huyó para Ourense y allí hizo fluir las hirvientes y famosas <<BURGAS>>.
Después, dice la leyenda, extendió sobre las aguas del niño su raída capa y, sobre ella, se dejo ir con la corriente.
En Túy existía en la catedral un letrero que decía : << Aquí nació y se enterró San Pedro González Telmo ( El ermitaño de Ribadavia )>>.

Santiago Lorenzo Sueiro
Presidente de Alianzagalega


sábado, 17 de enero de 2015

COIA o COYA , Leyenda del último templario.












COIA o COYA , Leyenda del último templario.

Coya (oficialmente, en gallego, Coia) es una antigua parroquia del municipio gallego de Vigo integrada actualmente en el núcleo urbano de Vigo. En la actualidad es un barrio de la ciudad, uno de las más populosos, con más de 30.000 habitantes.
Historia:
Documentos de la época recogen los nombres de las seis encomiendas templarias que habia en Galicia: Faro, en las inmediaciones de A Coruña; Amoeiro, en la provincia de Ourense; Coia, próxima a Vigo y Canabal, San Fiz do Ermo y Neira, en la provincia de Lugo. Se sabe que existió una séptima encomienda en la villa de Betanzos, ya desaparecida por aquel entonces.  Pero, ¿cómo y cuándo se produjo el asentamiento de la Orden del Temple en el Reino de Galicia?.
Al fallecimiento del conde Gómez Núñez todas sus posesiones pasaron a la Corona, que, con el tiempo, les fueron cedidas o aforadas a los Templarios en el año 1200, quienes las ocuparon y mantuvieron en su poder, junto con sus ciudades, conventos, castillos y bailías (tenían una en Coia), haciendas y vasallos, hasta la forzada desaparición de su congregación en el 1309, en el que de nuevo pasaron al Estado durante el reinado de Fernando IV “El Emplazado”.

La Leyenda:

La situamos en la encomienda de Coia.
El caballero Guillelme da Torre era un  joven hidalgo que sentía correr por sus venas la sangre de los antiguos celtas y latir, bajo la férrea armadura que le cubría el pecho, un corazón nacido para la poesía y el amor. Como sus antecesores, soñaba en compartir los lauros del gay saber ( nombre dado a la poesía lírica en lengua de Oc y a sus juegos florales ); pero también le entusiasmaba la idea de poner el pie cerca de los muros de Jerusalén, para librar de profanación los venerables lugares.
Pero Guillelme se sentía con las fuerzas amortiguadas y con el alma enferma, desde que un día conoció a una joven, hidalga modesta, pero bellísima.
Una noche al resplandor de la luna, pudo el caballero cruzar una mirada y un suspiro con aquella joven, que le esperaba al pie de una cruz de piedra que se hallaba próxima al templo.
Rosalía – dijo él - , un abismo se interpone entre nosotros; no podremos unirnos jamás; porque yo seré templario.
¡ Tú templario! – exclamó ella, sintiendo asomar  a sus ojos lágrimas amarguísimas -  ¡ Ay, tal vez mi cadáver deje fuera del ataúd la mano de desposada, si es así, estréchala tú entonces; pero pronuncia también mi nombre antes de tu muerte!.
¡ Rosalía, Rosalía, te comprendo!. La flor de azahar tiene sus bodas de felicidad. Breve es el mundo; pero la siempreviva de los cementerios también tiene sus bodas de una amargura eterna.
Transcurrió el tiempo. Cierta tarde se acercaba un joven a las puertas de una abadía; mas, apenas puso el pie en los umbrales de esta, sintió que se le helaba el corazón, porque en el interior del templo varias voces entonaban un  De Profundis.
A pesar de todo, siguió adelante y vio en medio de la iglesia, sobre un túmulo rodeado de antorchas, el cadáver de una hermosa mujer que tenía una mano fuera del ataúd.
El joven templario se acercó a aquel cadáver, estrechó aquella mano, vertió unas lágrimas y se retiró, hondamente abatido.
Después buscó un apartado asilo para entregarse a la meditación y a la melancolía. Lo halló en un majestuoso monasterio, levantado sobre peñascos, no lejos de donde la corriente del rio Miño va a morir a las olas del mar.
Allí el sonido de las campanas llamando a la meditación se confundían con el bramido del mar en los días de tormenta.
Era aquella época en que el rey de Francia, Felipe IV, había arrojado a las hogueras las enseñas que aquellos cruzados habían levantado en las márgenes del Helespondo ( Antiguo estrecho de los Dardanelos ); los templarios, sin hogar ni altares, iban a abandonar en todas las naciones sus últimos baluartes y castillos.
Y cuentan que se oyó una noche tocar a rebato la campana del monasterio. Varios hombres armados comenzaron a degollar sin piedad a los monjes, que sufrieron el martirio con valor y resignación.
Treinta y cinco templarios dormían ya el sueño de la muerte. Empezaba a rayar el alba y sólo quedaba una víctima por sacrificar. Era un joven noble continente ( aire del semblante y actitud y compostura del cuerpo ); de cabellos rubios y ojos azules melancólicos.
Presentóse, pues a las puertas del convento en donde le esperaban sus verdugos con los aceros teñidos en sangre.
Aquí me teneis – dijo - ; soy el último templario.
Y poniendo una rodilla en tierra, levantó la mirada al cielo y exclamó:
¡Rosalía, Rosalía!.
Después sintiendo en sus carnes el filo de las espadas, exhaló el último suspiro.
Pocos años más tarde moría en las orillas del Miño un noble perteneciente a la ilustre familia de Bernaldo de Quirós, señor de todos aquellos contornos.
Y afirma la tradición que, para descargar tal vez la conciencia, ordeno que se escribiese esta cláusula en su testamento.

<<Dejo treinta y seis misas para bien de las almas de treinta y seis religiosos  que , por orden del rey, y en una sola noche, he mandado degollar en la orilla del Miño.>>



Santiago Lorenzo Sueiro
Presidente de Alianzagalega