sábado, 30 de agosto de 2014

LAS CONCHAS DE SANTIAGO - BOUZAS














Las conchas de Santiago y el pueblo de Bouzas
Bouzas
La villa marinera de Vigo
Bouzas es la esencia del Vigo marinero. Fue independiente  hasta 1904, y lo notarás: sus habitantes siguen diciendo “vamos a Vigo”, algo que hacen lo menos posible, ya que en Bouzas tienen todo a su alcance. Destaca su comercio tradicional, su bullicioso mercado de abastos y un mercadillo semanal que se instala en la Alameda todos los domingos por la mañana. Además de playa urbana, tiene un hermoso paseo marítimo de casi 3 km ida y vuelta.
Bouzas presume de su iglesia parroquial, que se hizo sobre una roca en el siglo XVI, aunque fue reedificada cien años después. Tambien hay un bello cruceiro, probablemente marcando el lugar donde nació la villa.
No te pierdas la Fiesta de la Cocina Marinera, en el mes de Julio.

LEYENDA :

LAS CONCHAS DE SANTIAGO

Sucedió que, cuando fue degollado Sant Yago, algunos de sus discípulos  que, después de sus andanzas por Galicia predicando los Evangelios, le habían acompañado a Jerusalén, recogieron el cuerpo del Apóstol, lo metieron en una barca y se hicieron mar afuera.
Y luego les sopló un suave viento de popa que los hizo correr por la alta mar en paz.
Cuando llegaban derechos de Portugal, ya por la costa de Galicia, a un lugar llamado Bouzas, había allí una gran fiesta. Y la fiesta era por el casamiento del hijo de un rico hombre de tierras de Gaia, en la ribera del Duero, con la hija de otro rico hombre señor de la Maia, que  también tenía vasallos y tierras en Bouzas, de donde procedía y allí hacíase la fiesta.
Algunos señores a caballo jugaban lanzas y muchos << bafordaban>>, que es un juego consistente en arrojar la lanza al aire y galopar para recogerla  al caer sin que toque el suelo.
Entre estos que bafordaban, estaba el novio; y aconteció que, cuando el novio y su corcel iba bafordando, el caballo en su rápido salto se metió en el mar y se sumergió. Y todos vieron con espanto cómo hombre y caballo desaparecían bajo las aguas. Y  sólo se veía como una estela de espumas que flotaba sobre las ondas del mar e iba hacia una nave que se veía algo distante y que era aquella donde venía el cuerpo del apóstol Sant Yago. Al fin salió el caballo con su caballero a la superficie del mar, allí mismo al lado de la nave. Y todos desde tierra pudieron ver aquel milagro..
Y el caballero se miró y vio el caballo, la silla, el pectoral, los estribos y los paños todos cubiertos de vieiras y, para cerciorarse más de aquello, se quitó el sombrero y vio en él otro tanto; y quedó espantado cuando él mismo se encontró cubierto de vieiras y que había ido bajo las aguas sin daño alguno. Hallándose ahora sobre el mar igual que si en tierra estuviese.
Tan grande maravilla le admiró, y estando así sin saber que cosa era aquella y por qué le acontecía a él, vio a su lado la barca, y cuando miró hacia los hombres que en ella iban, sintió gran placer y confortación.
El caballero dijo a los navegantes todas las cosas tal cual le habían sucedido y, mostrándoles las vieiras de que iba cubierto, les preguntó qué les parecía todo aquello.
Ellos respondiéronle:
Verdaderamente Dios quiere elevarte y Jesucristo, por este su vasallo que aquí traemos nosotros en esta barca, ha querido mostrar por él su poder a ti y a todos los que ahora son vivos y a los que después habrán de venir.
Después soplo el viento en las velas y partió la nave.
El caballero fue así sobre el mar hacia la ribera, donde una enorme cantidad de gente se había reunido para aguardarlo y recibirlo con gran contento.
Y desde entonces, todo peregrino que habría de ir en lo sucesivo a Compostela en procura de Sant Yago llevaba por señal las conchas de vieira en el sombrero y en la esclavina del sayal.


sábado, 23 de agosto de 2014

La misteriosa sombra del peregrino en la plaza de la Quintana de Santiago de Compostela.













La misteriosa sombra del peregrino en la plaza de la Quintana de Santiago de Compostela.
La plaza de la Quintana :
“Quintana” es el equivalente de “praça”, y ambas palabras designaban en la terminología medieval a los espacios abiertos de uso público. La Quintana lo fue por excelencia, acotada por la cabecera de la Catedral , el monasterio fundacional, el cementerio de canónigos y la primera casa consistorial.
La plaza aparece dividida en dos planos. La parte inferior, la Quintana de Mortos, fue lugar de enterramiento hasta 1780, cuando por razones sanitarias y falta de espacio se optó por el cementerio de San Domingos de Bonaval, y más tarde, por el actual camposanto de Boisaca. La parte superior de la plaza es, por contraposición, la Quintanade Vivos .
El imponente muro del Monasterio de San Paio de Antealtares delimita el conjunto por el este. Alfonso II lo fundó en el siglo IX para custodiar el recién descubierto sepulcro del Apóstol, función que en el siglo XI asumió el Cabildo catedralicio. Los monjes benedictinos fueron sustituidos en el siglo XV por las benedictinas de clausura que hoy habitan este edificio, reformado en los siglos XVII y XVIII. En su iglesia se puede admirar un interesante Museo de Arte Sacro que guarda el altar encontrado junto al sepulcro de Santiago. Y a las 19:30 horas, todos los días, se puede escuchar el servicio de vísperas cantado por las religiosas del convento.
Desde toda la ciudad se divisa el único elemento vertical de la plaza, la torre del Reloj de la catedral. Recibe el curioso nombre de Berenguela en honor al arzobispo Berenguel de Landoira, que ordenó su construcción en el siglo XIV. Entonces era un robusto cubo defensivo en el que las almenas no superaban la posición actual del reloj. El arquitecto Domingo de Andrade añadió el remate y la ornamentación barroca que rodea a la mayor de las campanas de la Catedral, también llamada Berenguela, de 14 toneladas de peso, cuya nota do grave puede oírse marcar las horas.
A su derecha se abre el Pórtico Real , lugar de salida de las procesiones litúrgicas. El largo muro barroco que protege la cabecera románica de la Catedral continúa hacia la Puerta Santa , meta de los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela en busca del Jubileo que aguarda a quienes atraviesen la nueva Puerta Santa de bronce, colocada en 2004 por el artista compostelano Suso León. Su antesala está flanqueada por figuras de piedra románicas procedentes del coro de piedra que tuvo la Catedral, tallado en el siglo XII por el Maestro Mateo, cuya reconstrucción puede visitarse en el Museo Catedralicio. Dominan la parte superior las figuras barrocas de Santiago y sus discípulos, Atanasio y Teodoro. A su lado se abre ocasionalmente desde 2004 la Puerta de los Abades, que permite el tránsito por los espacios interiores de la cabecera y desemboca en la capilla de la Corticela..
Los extremos sur y norte están ocupados por dos casas barrocas. En Quintana de Mortos, la Casa de la Conga o de los Canónigos , conjunto formado por cuatro viviendas construidas en 1709 por Domingo de Andrade y rematadas por Casas y Nóvoa. Enfrente, la Casa de la Parra , que debe su nombre a las frutas pétreas –vides y pámpanos- que dejó el Barroco en su puerta principal. Edificada por Andrade para el Cabildo catedralicio en 1683.


La leyenda :
Probablemente hayas pasado por allí y ni te hayas dado cuenta de su sigilosa presencia. Quizás vivas allí y tu vida haya transcurrido ajena a la de tan misterioso vecino. Si vas a Santiago de Compostela fíjate bien y ante tus ojos encontrarás a uno de los fantasmas más visibles y famosos de los que habitan entre grietas y piedras milenarias. Se trata de la sombra del peregrino, que hace su aparición cada noche en una de las fachadas de la catedral de Santiago, en la plaza de la Quintana, en la esquina más próxima a Platerías, como esperando la apertura de la Puerta real.
La plaza de la Quintana está dividida en dos partes separadas por una escalinata. La parte superior de la escalinata es conocida como Quintana de Vivos y la parte inferior, Quintana de Mortos (de muertos). Nuestro misterioso personaje, debidamente ataviado con su calabaza, sombreo de ala ancha y capa, aparece cada día al ocultarse el sol e iluminarse la catedral. Parece que se trate de un alma en pena que nunca alzance su destino, condenado a peregrinar por el resto de la eternidad.
Cuenta una leyenda que la sombra bien podría pertecer a un sacerdote que, habiéndose enamorado de una religiosa que moraba en el convento de San Paio, situado en un lateral de la plaza, solía reunirse en secreto con ella cruzando un pasadizo, teóricamente ubicado bajo la escalinata que divide ambos niveles de la plaza, uniría la Catedral a dicho convento. Su amor por la religiosa era tal que en una de sus citas secretas le propuso a su amada huir de Santiago a un lugar lejos de miradas censoras de modo que pudieran vivir su romántica aventura sin esconderse.
Así pues, decidieron que se encontrarían en la Quintana al anochecer. El sacerdote se disfrazó de peregrino para pasar desapercibido entre los viandantes.Tras mucho esperar, su amada no se presentó a la cita y desde entonces acude cada noche a la plaza con la esperanza de que ella por fin aparezca algún día y se rompa el hechizo que lo mantiene atrapado en las piedras de la Quintana de Mortos.
También hay quien mantiene que la aparición podría ser la manifestación de alguna de las almas de aquellos que reposan en el cementerio público que ocupó el espacio de la plaza, de ahi su nombre, Quintana de Mortos; otros apuntan a que se trata del alma de uno de los desdichados que fueron condenados a morir quemados en la hoguera en alguno de los actos de fe -juicios de la inquisición- que tuvieron lugar en ese mismo lugar.


sábado, 16 de agosto de 2014

Mondoñedo y La cova do Rey Cintolo.













Mondoñedo y La cova do Rey Cintolo.



La primera mención a Mondoñedo es de 1112: la reina Urraca traslada la Sede Episcopal de San Martiño de Mondoñedo a Vilamaior do Val de Brea, o Vallibria, la actual Mondoñedo.En 1156 Alfonso VII le concede la categoría de ciudad. La Sede Episcopal se traslada a Ribadeo entre 1182 y 1230 para fomentar el poblamiento de esta vila.
El episodio más sonado de la historia antigua de Mondoñedo fue la decapitación del mariscal Pardo de Cela. Acusado de traición y apresado en su castillo de la Frouseira, su mujer obtuvo el perdón de la reina Isabel la Católica, pero los enemigos del Mariscal detuvieron a los portadores del indulto real en el puente del Pasatiempo el tiempo preciso para que fuese ejecutado.
El casco viejo de la ciudad, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1985, tiene como centro la plaza de la catedral, monumento nacional construido en el siglo XIII y hacia donde confluyen todas las calles de la villa. En Mondoñedo destacan otros edificios como el Santuario de los Remedios, construido a mediados del siglo XVIII, el Hospital de San Pablo, construido en la misma época, el Convento de la Concepción, la Iglesia de Santiago, el Monasterio de Los Picos y el Real Seminario Conciliar de Santa Catalina del siglo XVIII.
El paisaje arquitectónico de la ciudad se caracteriza por los tejados de losa de las casas que terminan en unos picos de piedra típicos llamados "ameas" para protegerse contra el viento. La ciudad de Mondoñedo es uno de los puntos por los que pasa el Camino de Santiago, siendo lugar de descanso para los peregrinos. Aparece vinculada históricamente con la diócesis de Britonia -muy posiblemente abarcando tierras entre la Sierra del Xistral y la foz del río Navia- y con la llegada de población bretona procedente de la isla del mismo nombre en el siglo V. Entre estos destaca la figura del obispo Mailoc.
El valle en el que se encuentra el municipio conserva numerosos restos arqueológicos como dólmenes, castros, como el de Zoñán y petroglifos, los cuales muestran que ya existían asentamientos en él desde el neolítico.
Y la Cova de Rei Cintolo,  la más grande de Galicia, con sus más de 7500 metros de longitud, esta situada en Supena (Argomoso).
En el interior nos encontramos con un fantástico paisaje de salas y galerías, e incluso, un pequeño lago y ríos subterraneos.
La cueva está distribuída en tres galerías que muestran interesantes formaciones geológicas creadas por el agua en un enorme macizo de roca caliza.




La leyenda da Cova do Rei Cintolo


La Cova es en realidad la boca de un gran mundo mágico, tapadera del reino de Brías, en el que antiguamente reinaba Cintolo, dedicado por completo a gobernar sus grandes posesiones en la zona y a velar por el bienestar de su única hija, Manfada.
La historia cuenta que Manfada tras rechazar a varios pretendientes finalmente cayó enamorada de Hollvrudet. Los dos jóvenes habían ya asentado su relación cuando a la villa llegó Tuba, malvado rey decidido a obtener a toda costa la mando de Manfada. Las amenazas de Tuba hicieron mella en Cintolo, que estaba ya a punto de ceder cuando Hollvrudet se ofreció a luchar cuerpo a cuerpo por la joven. Su amor por la princesa era ya tan inmenso que ofrecía sacrificar su propia vida a cambio de conservar lo que más quería. Sin embargo Tuba, personaje poco ágil,  enseguida comprendió que en un combate limpio llevaría las de perder, por lo que optó por usar sus armas de brujo, ya convencido de que la princesa nunca iba a poder ser suya.
Antes de morir a manos Hollvrudet el vil monarca provocó con un gran estruendo que el castillo y el reino de Brías desapareciesen bajo la tierra. El ruido y la confusión eran infernales, hasta el punto de que cuando el guerrero quiso regresar a por su novia en el lugar sólo había horror, piedras, polvo y un gran boquete escavado contra una roca. Por mucho que buscó no fue capaz de encontrar supervivientes. En lugar del magnífico reino que conocía sólo halló una muy profunda cueva con inquietantes corrientes de agua; cientos de murciélagos; extrañas columnas colgadas del techo y un inmenso silencio que hacía crecer cada vez más su dolor.
Desde entonces nada más se supo del paradero del reino. El tiempo pasó. Hollvrudet dio a la princesa por perdida y la cueva desapareció bajo el polvo hasta los tiempos modernos. Pero los más antiguos del lugar conocen bien la historia y cuentan que Manfada sigue aún allí, aprovechando los breves momentos en que queda sin vigilancia para buscar a su amado Hollvrudet entre la niebla. 
 ( A visitarla )