Mondoñedo y La cova do Rey Cintolo.
La
primera mención a Mondoñedo es de 1112: la reina Urraca traslada la Sede Episcopal de San
Martiño de Mondoñedo a Vilamaior do Val de Brea, o Vallibria, la actual
Mondoñedo.En 1156 Alfonso
VII le concede la categoría
de ciudad. La Sede Episcopal se traslada a Ribadeo entre 1182 y 1230 para
fomentar el poblamiento de esta vila.
El
episodio más sonado de la historia
antigua de Mondoñedo fue la decapitación
del mariscal Pardo de Cela.
Acusado de traición y apresado en su castillo de la Frouseira,
su mujer obtuvo el perdón de la reina Isabel
la Católica, pero los enemigos del Mariscal detuvieron a los portadores del
indulto real en el puente del Pasatiempo el tiempo preciso para que fuese
ejecutado.
El
casco viejo de la ciudad, declarado
Conjunto Histórico-Artístico en 1985, tiene como centro la plaza de la catedral,
monumento nacional construido en el siglo XIII y hacia donde confluyen todas
las calles de la villa. En Mondoñedo destacan otros edificios como el Santuario de los Remedios, construido a
mediados del siglo XVIII, el Hospital de San Pablo, construido en la
misma época, el Convento de la
Concepción, la Iglesia de Santiago, el Monasterio de Los Picos y el Real Seminario Conciliar de Santa
Catalina del siglo XVIII.
El paisaje arquitectónico de la ciudad se caracteriza por los
tejados de losa de las casas que terminan en unos picos de piedra típicos
llamados "ameas" para
protegerse contra el viento. La ciudad de Mondoñedo es uno de los puntos por
los que pasa el Camino de
Santiago, siendo lugar de descanso para los peregrinos. Aparece vinculada
históricamente con la diócesis de Britonia
-muy posiblemente abarcando tierras entre la Sierra del Xistral y la foz del río
Navia- y con la llegada de población bretona procedente de la isla del
mismo nombre en el siglo V. Entre estos destaca la figura del obispo Mailoc.
El
valle en el que se encuentra el municipio conserva numerosos restos arqueológicos como dólmenes, castros,
como el de Zoñán y petroglifos, los cuales muestran que ya existían
asentamientos en él desde el neolítico.
Y
la Cova de Rei Cintolo, la más grande de Galicia, con sus más de 7500
metros de longitud, esta situada en Supena
(Argomoso).
En el interior
nos encontramos con un fantástico paisaje de salas y galerías, e incluso, un
pequeño lago y ríos subterraneos.
La cueva está
distribuída en tres galerías que muestran interesantes formaciones geológicas
creadas por el agua en un enorme macizo de roca caliza.
La leyenda da Cova do Rei Cintolo
La Cova es en realidad la boca de un gran mundo mágico, tapadera del reino de Brías, en el que antiguamente
reinaba Cintolo, dedicado por
completo a gobernar sus grandes posesiones en la zona y a velar por el
bienestar de su única hija, Manfada.
La historia
cuenta que Manfada tras rechazar a
varios pretendientes finalmente cayó enamorada
de Hollvrudet. Los dos jóvenes habían ya asentado su relación cuando a la villa llegó Tuba, malvado rey
decidido a obtener a toda costa la mando de Manfada. Las amenazas de
Tuba hicieron mella en Cintolo,
que estaba ya a punto de ceder cuando Hollvrudet
se ofreció a luchar cuerpo a cuerpo por la joven. Su amor por la princesa era
ya tan inmenso que ofrecía sacrificar su propia vida a cambio de conservar lo
que más quería. Sin embargo Tuba, personaje poco ágil, enseguida
comprendió que en un combate limpio llevaría las de perder, por lo que optó por
usar sus armas de brujo, ya convencido de que la princesa nunca iba a poder ser
suya.
Antes de morir
a manos Hollvrudet el vil monarca
provocó con un gran estruendo que el castillo y el reino de Brías desapareciesen bajo la tierra. El ruido y la
confusión eran infernales, hasta el punto de que cuando el guerrero quiso
regresar a por su novia en el lugar sólo había horror, piedras, polvo y un gran
boquete escavado contra una roca. Por mucho que buscó no fue capaz de encontrar
supervivientes. En lugar del magnífico reino que conocía sólo halló una muy
profunda cueva con inquietantes corrientes de agua; cientos de murciélagos;
extrañas columnas colgadas del techo y un inmenso silencio que hacía crecer
cada vez más su dolor.
Desde entonces
nada más se supo del paradero del reino.
El tiempo pasó. Hollvrudet dio a la princesa por perdida y la cueva desapareció
bajo el polvo hasta los tiempos modernos. Pero los más antiguos del lugar conocen bien la
historia y cuentan que Manfada sigue aún allí, aprovechando los breves momentos
en que queda sin vigilancia para buscar a su amado Hollvrudet entre la
niebla.
( A visitarla )
Fotografías en :
http://alianzagalega.blogspot.com.es/
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