sábado, 16 de agosto de 2014

Mondoñedo y La cova do Rey Cintolo.













Mondoñedo y La cova do Rey Cintolo.



La primera mención a Mondoñedo es de 1112: la reina Urraca traslada la Sede Episcopal de San Martiño de Mondoñedo a Vilamaior do Val de Brea, o Vallibria, la actual Mondoñedo.En 1156 Alfonso VII le concede la categoría de ciudad. La Sede Episcopal se traslada a Ribadeo entre 1182 y 1230 para fomentar el poblamiento de esta vila.
El episodio más sonado de la historia antigua de Mondoñedo fue la decapitación del mariscal Pardo de Cela. Acusado de traición y apresado en su castillo de la Frouseira, su mujer obtuvo el perdón de la reina Isabel la Católica, pero los enemigos del Mariscal detuvieron a los portadores del indulto real en el puente del Pasatiempo el tiempo preciso para que fuese ejecutado.
El casco viejo de la ciudad, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1985, tiene como centro la plaza de la catedral, monumento nacional construido en el siglo XIII y hacia donde confluyen todas las calles de la villa. En Mondoñedo destacan otros edificios como el Santuario de los Remedios, construido a mediados del siglo XVIII, el Hospital de San Pablo, construido en la misma época, el Convento de la Concepción, la Iglesia de Santiago, el Monasterio de Los Picos y el Real Seminario Conciliar de Santa Catalina del siglo XVIII.
El paisaje arquitectónico de la ciudad se caracteriza por los tejados de losa de las casas que terminan en unos picos de piedra típicos llamados "ameas" para protegerse contra el viento. La ciudad de Mondoñedo es uno de los puntos por los que pasa el Camino de Santiago, siendo lugar de descanso para los peregrinos. Aparece vinculada históricamente con la diócesis de Britonia -muy posiblemente abarcando tierras entre la Sierra del Xistral y la foz del río Navia- y con la llegada de población bretona procedente de la isla del mismo nombre en el siglo V. Entre estos destaca la figura del obispo Mailoc.
El valle en el que se encuentra el municipio conserva numerosos restos arqueológicos como dólmenes, castros, como el de Zoñán y petroglifos, los cuales muestran que ya existían asentamientos en él desde el neolítico.
Y la Cova de Rei Cintolo,  la más grande de Galicia, con sus más de 7500 metros de longitud, esta situada en Supena (Argomoso).
En el interior nos encontramos con un fantástico paisaje de salas y galerías, e incluso, un pequeño lago y ríos subterraneos.
La cueva está distribuída en tres galerías que muestran interesantes formaciones geológicas creadas por el agua en un enorme macizo de roca caliza.




La leyenda da Cova do Rei Cintolo


La Cova es en realidad la boca de un gran mundo mágico, tapadera del reino de Brías, en el que antiguamente reinaba Cintolo, dedicado por completo a gobernar sus grandes posesiones en la zona y a velar por el bienestar de su única hija, Manfada.
La historia cuenta que Manfada tras rechazar a varios pretendientes finalmente cayó enamorada de Hollvrudet. Los dos jóvenes habían ya asentado su relación cuando a la villa llegó Tuba, malvado rey decidido a obtener a toda costa la mando de Manfada. Las amenazas de Tuba hicieron mella en Cintolo, que estaba ya a punto de ceder cuando Hollvrudet se ofreció a luchar cuerpo a cuerpo por la joven. Su amor por la princesa era ya tan inmenso que ofrecía sacrificar su propia vida a cambio de conservar lo que más quería. Sin embargo Tuba, personaje poco ágil,  enseguida comprendió que en un combate limpio llevaría las de perder, por lo que optó por usar sus armas de brujo, ya convencido de que la princesa nunca iba a poder ser suya.
Antes de morir a manos Hollvrudet el vil monarca provocó con un gran estruendo que el castillo y el reino de Brías desapareciesen bajo la tierra. El ruido y la confusión eran infernales, hasta el punto de que cuando el guerrero quiso regresar a por su novia en el lugar sólo había horror, piedras, polvo y un gran boquete escavado contra una roca. Por mucho que buscó no fue capaz de encontrar supervivientes. En lugar del magnífico reino que conocía sólo halló una muy profunda cueva con inquietantes corrientes de agua; cientos de murciélagos; extrañas columnas colgadas del techo y un inmenso silencio que hacía crecer cada vez más su dolor.
Desde entonces nada más se supo del paradero del reino. El tiempo pasó. Hollvrudet dio a la princesa por perdida y la cueva desapareció bajo el polvo hasta los tiempos modernos. Pero los más antiguos del lugar conocen bien la historia y cuentan que Manfada sigue aún allí, aprovechando los breves momentos en que queda sin vigilancia para buscar a su amado Hollvrudet entre la niebla. 
 ( A visitarla )

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