sábado, 27 de septiembre de 2014

BETANZOS – ABEGONDO LA LEYENDA DE LAS CIEN DONCELLAS

   












BETANZOS    ABEGONDO
LA LEYENDA DE LAS CIEN DONCELLAS


ABEGONDO, municipio entre ríos, -Mero, Barcés y Gobia-(su nombre viene del Visigodo, Abe=agua y gondo=tierra), está enmarcado dentro de la comarca natural de As Mariñas dos Frades" (Culleredo, Cambre y Abegondo),en el que la existencia de varios pazos y castros indica la relevancia que tuvo a lo largo de la historia, destacando el Castro de Meangos, en el que se encuentra la iglesia de Santiago de Meangos.
 En la antigua división territorial de Galicia, la mayor parte de las 19 parroquias pertenecían a la provincia de Betanzos; constituyéndose desde 1835 como Ayuntamiento independiente, ya formado con la misma división territorial de parroquias que la actual.
 Asimismo, otros datos históricos de Abegondo pueden verse en las familias nobles asentadas en la tierras de este municipio. Así el linaje de los Figueroa, con casa en la parroquia del mismo nombre, está relacionado con la leyenda del “Tributo a las Cien Doncellas”. Este tributo era exigido por los moros, tanto al estado noble como al estado llano por el que las doncellas eran enviadas a los harenes, previa reclusión en la Torre de Bordel, a la espera de ser embarcadas rumbo a Córdoba. Cuatro hermanos de los Figueroa lideraron una batalla con objeto de liberar a las mujeres presas en Bordel-Sarandós, luchando con ramas de higuera. De este hecho heroico fue como el linaje de los Figueroa adoptó en su escudo una rama de higuera con cinco hojas.El marquesado de los Figueroa fue otorgado por Carlos II en el año 1675 a Baltasar Pardo de Figueroa y Lupidana, caballero de la Armada y gobernador general de Tucumán.
 Otras familias ilustres fueron los Etcheverría o los Quiroga, de los que perduran distintas edificaciones que dan muestras de la importancia que en su tiempo tuvieron socialmente.
TORRE DE BORDEL
Se trata de una edificación vinculada a la leyenda del “ Tributo de las Cien Doncellas”. La construcción actual asemeja a un pequeño pazo rural. Tiene dos torres unidas al cuerpo central. Finca con árboles centenarios.
CASA DE FELIPE II
En las inmediaciones de la carretera de Montouto a Carral, cerca del río. Se conoce así a esta casona, al figurar una inscripción en su fachada que recuerda la estancia en la misma del príncipe Felipe, hijo del rey Carlos V, en viaje a A Coruña, para embarcar hacia Inglaterra donde contraería nupcias con María Tudor.

Layenda de “ LAS CIEN DONCELLAS “

Allá por el año 780 la ambición de un hombre que quiso ser rey le llevó a pactar con los enemigos de su propia tierra y religión; con los árabes que tenían invadida y dominada casi toda la Península. Fue Mauregato aquel hombre; y cuentan las crónicas que, además de suspender la guerra que el rey legítimo, Alfonso I. venía sosteniendo contra aquellos infieles conquistadores, les ofreció por su ayuda un tributo anual de cien doncellas de las tierras de Galicia cuando él reinara.
Mauregato triunfó con sus partidarios, apoyados por los musulmanes; reinó en el transcurso de varios años en el extremo Noroeste de España al que los mahometanos llamaban Jaliquia ( Galicia), y se cumplió el innoble compromiso contraído echando suertes entre sus vasallos, a fin de señalar aquellos que deberían entregar sus hijas para pagar el malhadado tributo, de todos odiado y por todos maldecido.
Reuníanse las doncellas gallegas en una torre llamada por esto “ la Torre de Peito Bordelo “ , es decir, traduciéndolo al español, la torre del oprobio; tributo de ignominia al que todos tenían que contribuir. Esta torre, según dicen algunos, se levantaba en un pequeño valle cercano del desembarcadero de Betanços ( léase Betanzos ), al cual le pusieron por aquello el nombre de Val-doncel; y allí eran recogidas por los jefes moros que , con una escolta, traían esa encomienda. Y en sus galeras trasladábanlas a Al-Andalus, o sea a tierras de Andalucia, donde estaba el Califato, para ir renovando los harenes.
Pero sucedió que una vez le tocó la suerte, la mala suerte, a un hidalgo que no se resignaba a perder a su hija, única y muy querida por él, y mandó llamar en secreto a sus cuatro hermanos, a otros parientes y amigos.
Llegado el día señalado para que se reunieran las jóvenes que habrían de constituir el pago del oprobioso tributo, aquel hidalgo, para no infundir sospechas, hizo vestir a su hija con los más ricos vestidos, como le habían ordenado, y la condujo a Val-doncel.
Los conjurados, vestidos unos de mujer, se habían mezclado con las doncellas que iban a ser entregadas; los mas se ocultaron en un espeso figueiral ( lugar muy poblado de higueras) que allí próximo había, armados con ramas de higueras y preparados para la lucha.
Y cuando los jefes moros se descubrieron de las celadas protectoras ante las que iban a ser sus cautivas, rápida y súbitamente se hecharon sobre ellos los parientes y amigos de aquellas y les dieron muerte antes de que pudieran darse cuenta de lo que sucedía, En vano acudieron los guerreros de la escolta; más y más hidalgos y hombres del pueblo armados con ramas de las higueras salían de entre estas, y la lucha que se trabó fue terrible; pero pronto vencieron los gallegos, derrotando completamente a los moros y adueñándose de las galeras que, varadas en el embarcadero, esperaban aquella carga de doncellas, que así quedaron libres de la esclavitud afrentosa a que se veían condenadas.
Lo cierto fue que, en recuerdo de aquel acontecimiento, el hidalgo adoptó el apellido de Figueroa, y puso en su blasón una rama de higuera con cinco hojas ( una por cada hermano).
  
Fotografías en :
http://alianzagalega.blogspot.com.es/

sábado, 20 de septiembre de 2014

REDONDELA y LA LEYENDA DE LA “COCA DE REDONDELA “













REDONDELA  y LA LEYENDA DE LA “COCA DE REDONDELA “

Redondela:  Es un municipio y una villa, situados en la provincia de Pontevedra, Galicia, en la comarca y área metropolitana de Vigo.
El extremo Oeste del municipio bordea la Ría de Vigo y el municipio de Vigo. Por el Sur, Redondela limita con el municipio de Vigo, por el Este con los municipios de Mos y Pazos de Borbén y por el Norte con Sotomayor.
La marca característica de la villa es su cielo presidido por dos grandes viaductos ferroviarios construidos en el siglo XIX: el Viaducto de Madrid y el Viaducto de Pontevedra. Desde 1978 ambos están catalogados como Bien de Interés Cultural. Su estampa tradicional ha motivado que Redondela sea conocida como la "Villa de los Viaductos".
Existen diversos grabados ruprestes: Grabado Rupestre Coto Do Corno, Grabado Rupestre Monte Do Castro, Grabado Rupestre Monte Da Peneda, , Grabado Rupestre Nogueira
Fiestas y festivales
Festa dos Maios : Los maios (proviene de Maio, en gallego el mes de mayo) es una fiesta popular gallega que forma parte del llamado Ciclo do Maio, época de exaltación de la naturaleza al comienzo de la primavera.
Teatrarte - Ciclo Nacional de Teatro (de mediados de febrero a mediados de abril).
Festival Internacional de Títeres de Redondela - De finales de mayo a principios de junio.
Festa do Choco - 2º fin de semana de mayo.
*** Festa da Coca - Principios de junio. (Leyenda que cuento hoy)
Entroido :Carnavales.
Entroido de Verán - Carnaval de verano, finales de agosto.

LA LEYENDA DE LA “COCA DE REDONDELA “

La villa de Redondela, es una población de gran antigüedad; todavía en el siglo XIV superaba por su riqueza e industria a la que, hoy gran ciudad, da nombre a la magnifica ria, puesto que entonces la llamaban “ Vigo de Redondela”, porque los naturales de esta villa eran los únicos pescadores que allí realizaban sus faenas y tenían unas pequeñas casuchas o chozas en un lugar llamado Landeira, situado en una parte de lo que ocupa Vigo, para refugiarse allí cuando los temporales impedían la pesca.
Vivían tranquilas y felices aquellas gentes con sus trabajos y sus alegrías de los días de fiesta. Hasta que un día, día terrible de espanto y de dolor, un animal extraño y monstruoso, con cuerpo de dragón terminado en una enorme cola como de una gran serpiente, con enormes alas semejantes a las de un murciélago colosal, fuertes garras en sus cuatro fornidas patas y una cabeza en la cual relucían como ascuas unos ojos terribles, abriéndose en la parte interior una boca de mandíbulas enormes armadas de fuertes y aguzados dientes, surgió de las embravecidas olas del mar y, avanzando a grandes saltos por la playa y continuando por tierra firme hasta la plaza, en pocos minutos devoró  a dos muchacha sin que nadie pudiera impedirlo. Y se volvió al mar.
Pero lo más grave fue que aquel terrible ser que parecía surgir del mismo infierno repitió su incursión una y otra vez, llevándose siempre, como si previamente las eligiera, a las chicas más hermosas de la villa.
Entonces en una gran reunión de todo el vecindario, se decidió seleccionar  los más fuertes y valientes hombres de la villa, armarlos con espadas recias y bien templadas y acometer, a la vez, todos juntos al dragón asesino.
Varios días dedicaron los veinticuatro robustos y osados hombres que se aprestaron a combatir, aun exponiendo su vida, ejercitándose en el manejo de las espadas y en ejecutar ágiles movimientos para rehuir el cuerpo a las acometidas de la fiera. La campana de la ermita del pueblo tuvo siempre un vigía para dar la señal de la aparición del monstruo, y así fue como el próximo intento del dragón, la coca o tarasca, fue también el último; porque, acosado el animal por todos lados a la vez, pinchándole o cortándole  por dondequiera, cegándolo y clavándole los aceros en la misma boca, lograron por fin darle muerte.
Una gran procesión se formó por toda la gente del pueblo, alborozada ante la hazaña de sus hombres, y la bestia muerta fue arrastrada hasta su plaza, donde los valientes luchadores en torno su cadáver iniciaron su primer baile de las espadas; y las jóvenes más hermosas, levantando sobre sus hombros a las niñas que tenían a su alcance, las hacían danzar en alto, creando así las penlas, que en años sucesivos, conmemorando la hazaña, habrían de repetirse en las fiestas más solemnes, como triunfo de la vida sobre las asechanzas de la muerte, o la victoria del esfuerzo colectivo contra el poder destructor del egoísmo feroz e insaciable del mal.
Desde entonces las gentes de la villa y los forasteros que a ella acuden pueden disfrutar de esta manifestación etnográfica tan curiosa.



sábado, 13 de septiembre de 2014

CEDEIRA -- LA MEIGA ALDONZA Y LA DAMA XELDA














C E D E I R A:
Cedeira: Es un municipio español perteneciente a la provincia de A Coruña, en la comunidad autónoma de Galicia. Está situado en la costa norte de las Rías Altas, en la ría homónima donde desemboca el río Condomiñas.
Aunque la Sierra de la Capelada conserva útiles de piedra pulimentada con más de 4.000 años de antigüedad que se han convertido en la prueba más remota conocida respecto a la presencia del hombre en este país, tenemos que remontarnos al siglo XI para certificar la existencia, a la orilla del mar, de un lugar conocido como Cetaria. Sobre ella ejerce señorío la poderosa familia condal de los Traba.
Pero, sin duda, lo más significativo, es que en el mismo siglo XIII, el puerto de Cedeira mantiene relaciones con otros puertos allende los mares. Por estas fechas, la villa cuenta con un recinto amurallado y en el siglo XIV, se constata la existencia de una fortaleza. Cedeira pasa a convertirse en vasalla de la Casa de Lemos. En el siglo XVIII se levanta el fortín de la Concepción como respuesta escarmentada a un ataque inglés.
Eterno guardián de la Ría de Cedeira, el Castillo de La Concepción atesora cientos de años de historia local entre sus gruesos muros de piedra, pulida por la brisa marina del Atlántico.
Majestuoso sobre Punta Sarridal, el paso del tiempo lo ha convertido en testigo privilegiado de cruentas batallas libradas contras las armadas británica y francesa, ansiosas por conquistar las costas cedeiresas
Durante años, y hasta entrado el siglo XIX, el Castillo de La Concepción fue garantía de defensa ante los ataques enemigos.
Un paseo a pie por la sierra de A Capelada  debe estar  en la agenda de todo aquel que visite Cedeira. De esta manera el  caminante podrá tener la ocasión de disfrutar de la fauna que habita  en la zona. Lo más visible y fotografiado es el ganado: vacas y caballos, muchos de ellos de Pura Raza Galega que, sin ser salvajes, pacen en una  libertad controlada. Desde los miradores de los acantilados se pueden ver  rebaños de cabras, algunas con una cornamenta impresionante, que son en cierto modo asilvestradas.
Otros que tenemos posibilidades de encontrarnos son los corzos.
Los zorros, con su espesa cola, son relativamente fáciles de ver, otro habitante de la sierra: el tejón.
Más pequeño y habitante todo el año es lo que aquí llamamos buxato, el ratonero, un ave rapaz de tamaño mediano que es fácil ver apostada en lugares altos vigilando el suelo.
Lo que en un principio fue el núcleo de la villa se configura a base de estrechas y empinadas callejuelas, jalonadas por pequeñas viviendas la mayoría con galerías y balcones de madera y forja. Sobre sus fachadas todavía lucen escudos nobiliarios en piedra que identificaban a sus antiguos moradores. Familias como los Andrade, Montenegro, Pardo... Y de aquellos años data igualmente la estatua yacente de Alonso Piñeyro, acompañada de frontal blasonado, que puede visitarse en la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Mar.
Decididos a perdernos por esas angostas calles podemos descubrir los restos de la primigenia muralla defensiva que rodeaba el casco histórico y al que se accedía a través de cuatro puertas o portales.

Hay que visitarla para poder vivirla.

LA LEYENDA:

DAMA XELDA Y LA MEIGA ALDONZA CAMBAS

Hace muchos, muchos años, dícese que había por tierras de Cedeira una meiga de mucha nombradía llamada Aldonza Cambas. Esta meiga o bruja tenía gran poder para hacer encantamientos; y como era muy envidiosa, la gente le tenía mucho miedo.
Y cuéntase que, envidiando la hermosura de una joven mora que había traído consigo un hidalgo mozo, huido de Córdoba, en donde le tenían cautivo, y al cual había ayudado a escapar aquella muchacha, un día que dicha joven andaba por el jardín del pazo donde moraba, la meiga Aldonza la encantó convirtiéndola en zarza, la puso en un camino que iba hacia el santuario de San Andrés de Teixido. Y aconteció que muchos de los romeros que se dirigían al santuario prendíanse las ropas en las espinas de la zarza y tenían que seguir su peregrinaje en figuras de lagarto, serpiente o de algo por el estilo.
Un día, a fin de cumplir una promesa con el santo San Andrés, la hija del conde, Saura Rosa Berengula, iba con otra doncella, la Dama María Xelda, la cual se tenía por muy sabia.
Iban las dos caminando juntas, y al llegar al zarzal en donde estaba encantada Zulema, Saura Rosa se sintió prisionera de las zarzas.
Empezó a gritar horrorizada.
¡ Hay, valme, María xelda, que no puedo pasar, me tiene presa este zarzal!.
¡ Parece cosa de encantamiento, San Andrés bendito¡ - dijo Xelda ; y poniéndose en el camino, trazó con un palo un círculo alrededor de las dos y de dijo a Saura que cortara uno de los tallos de la zarza. Y gritó :
¡ Preséntate, Aldoza, yo te lo mando; ven, desencanta a esta joven!
La bruja, aunque bruja, no pudo librarse del conjuro y apareció en el sendero.
¿ Que queréis, Dama Xelda?¿Para qué me llamáis vos, María ?
Quiero, y te mando, que desencantes a quien tienes aquí encantada.
Tenéis mucha arrogancia, Dama Xelda, y os mostráis muy soberbia- y se reía; luego, añadió – Todavía nadie ha mandado en mí desde que vivo en esta tierra. Sabed, Maria Xelda, que a Aldonza la meiga, pobres, ricos y fidalgos, todos me bajan la cabeza.
No será Xelda quien la baje. Jamás la bajé ante nadie, que, por más que seaas bruja, yo ahora puedo más que tu. ¡ Además, que Dios habla por mi boca y Él te ordena que desencantes a las doncellas que tienes encantadas en la zarza.
Y como testimonio de estas palabras de la virtuosa y sabía Dama Xelda se levantó una turbonada de viento y truenos y tembló la tierra.
¡Sea| Quedais libres doncellas!- Dijo espantada la meiga. Y salieron de la zarza la mora Zulema y Saura Rosa. Y, entre tanto, un torrente que se formó arrastró  el cuerpo de Aldoza Cambas.
Otras jóvenes más quedaron desencantadas y todas juntas fueron a cumplir sus promesas aa la romeria de San Andrés de Teixido, donde fue bautizada la mora Zulema con los nombres de Andrea Xelda María.
Pocos días después, el conde casó a su hijo con Dama Xelda por agradecimiento de aquel hecho que le había salvado a su hija; y Zulema entró en un convento, donde al cabo de algunos años murió como una santa.

Camiño de San Andrés   ( Camino de San Andrés )
Nas ponlas de unha silveira  ( en las ramas de una zarza )
En onde estaba encantada   ( en donde estaba encantada )
A linda moura Zulema.        ( la linda mora Zulema )
Encantouna cando estaba    ( la encanto cuando estaba )
Collendo nas azucenas          ( cogiendo azucenas )
En o jardín do seu pazo       ( en el jardín de su casa )
Aldonza Cambas a meiga.    ( Aldonza Cambas la meiga. )