sábado, 13 de septiembre de 2014

CEDEIRA -- LA MEIGA ALDONZA Y LA DAMA XELDA














C E D E I R A:
Cedeira: Es un municipio español perteneciente a la provincia de A Coruña, en la comunidad autónoma de Galicia. Está situado en la costa norte de las Rías Altas, en la ría homónima donde desemboca el río Condomiñas.
Aunque la Sierra de la Capelada conserva útiles de piedra pulimentada con más de 4.000 años de antigüedad que se han convertido en la prueba más remota conocida respecto a la presencia del hombre en este país, tenemos que remontarnos al siglo XI para certificar la existencia, a la orilla del mar, de un lugar conocido como Cetaria. Sobre ella ejerce señorío la poderosa familia condal de los Traba.
Pero, sin duda, lo más significativo, es que en el mismo siglo XIII, el puerto de Cedeira mantiene relaciones con otros puertos allende los mares. Por estas fechas, la villa cuenta con un recinto amurallado y en el siglo XIV, se constata la existencia de una fortaleza. Cedeira pasa a convertirse en vasalla de la Casa de Lemos. En el siglo XVIII se levanta el fortín de la Concepción como respuesta escarmentada a un ataque inglés.
Eterno guardián de la Ría de Cedeira, el Castillo de La Concepción atesora cientos de años de historia local entre sus gruesos muros de piedra, pulida por la brisa marina del Atlántico.
Majestuoso sobre Punta Sarridal, el paso del tiempo lo ha convertido en testigo privilegiado de cruentas batallas libradas contras las armadas británica y francesa, ansiosas por conquistar las costas cedeiresas
Durante años, y hasta entrado el siglo XIX, el Castillo de La Concepción fue garantía de defensa ante los ataques enemigos.
Un paseo a pie por la sierra de A Capelada  debe estar  en la agenda de todo aquel que visite Cedeira. De esta manera el  caminante podrá tener la ocasión de disfrutar de la fauna que habita  en la zona. Lo más visible y fotografiado es el ganado: vacas y caballos, muchos de ellos de Pura Raza Galega que, sin ser salvajes, pacen en una  libertad controlada. Desde los miradores de los acantilados se pueden ver  rebaños de cabras, algunas con una cornamenta impresionante, que son en cierto modo asilvestradas.
Otros que tenemos posibilidades de encontrarnos son los corzos.
Los zorros, con su espesa cola, son relativamente fáciles de ver, otro habitante de la sierra: el tejón.
Más pequeño y habitante todo el año es lo que aquí llamamos buxato, el ratonero, un ave rapaz de tamaño mediano que es fácil ver apostada en lugares altos vigilando el suelo.
Lo que en un principio fue el núcleo de la villa se configura a base de estrechas y empinadas callejuelas, jalonadas por pequeñas viviendas la mayoría con galerías y balcones de madera y forja. Sobre sus fachadas todavía lucen escudos nobiliarios en piedra que identificaban a sus antiguos moradores. Familias como los Andrade, Montenegro, Pardo... Y de aquellos años data igualmente la estatua yacente de Alonso Piñeyro, acompañada de frontal blasonado, que puede visitarse en la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Mar.
Decididos a perdernos por esas angostas calles podemos descubrir los restos de la primigenia muralla defensiva que rodeaba el casco histórico y al que se accedía a través de cuatro puertas o portales.

Hay que visitarla para poder vivirla.

LA LEYENDA:

DAMA XELDA Y LA MEIGA ALDONZA CAMBAS

Hace muchos, muchos años, dícese que había por tierras de Cedeira una meiga de mucha nombradía llamada Aldonza Cambas. Esta meiga o bruja tenía gran poder para hacer encantamientos; y como era muy envidiosa, la gente le tenía mucho miedo.
Y cuéntase que, envidiando la hermosura de una joven mora que había traído consigo un hidalgo mozo, huido de Córdoba, en donde le tenían cautivo, y al cual había ayudado a escapar aquella muchacha, un día que dicha joven andaba por el jardín del pazo donde moraba, la meiga Aldonza la encantó convirtiéndola en zarza, la puso en un camino que iba hacia el santuario de San Andrés de Teixido. Y aconteció que muchos de los romeros que se dirigían al santuario prendíanse las ropas en las espinas de la zarza y tenían que seguir su peregrinaje en figuras de lagarto, serpiente o de algo por el estilo.
Un día, a fin de cumplir una promesa con el santo San Andrés, la hija del conde, Saura Rosa Berengula, iba con otra doncella, la Dama María Xelda, la cual se tenía por muy sabia.
Iban las dos caminando juntas, y al llegar al zarzal en donde estaba encantada Zulema, Saura Rosa se sintió prisionera de las zarzas.
Empezó a gritar horrorizada.
¡ Hay, valme, María xelda, que no puedo pasar, me tiene presa este zarzal!.
¡ Parece cosa de encantamiento, San Andrés bendito¡ - dijo Xelda ; y poniéndose en el camino, trazó con un palo un círculo alrededor de las dos y de dijo a Saura que cortara uno de los tallos de la zarza. Y gritó :
¡ Preséntate, Aldoza, yo te lo mando; ven, desencanta a esta joven!
La bruja, aunque bruja, no pudo librarse del conjuro y apareció en el sendero.
¿ Que queréis, Dama Xelda?¿Para qué me llamáis vos, María ?
Quiero, y te mando, que desencantes a quien tienes aquí encantada.
Tenéis mucha arrogancia, Dama Xelda, y os mostráis muy soberbia- y se reía; luego, añadió – Todavía nadie ha mandado en mí desde que vivo en esta tierra. Sabed, Maria Xelda, que a Aldonza la meiga, pobres, ricos y fidalgos, todos me bajan la cabeza.
No será Xelda quien la baje. Jamás la bajé ante nadie, que, por más que seaas bruja, yo ahora puedo más que tu. ¡ Además, que Dios habla por mi boca y Él te ordena que desencantes a las doncellas que tienes encantadas en la zarza.
Y como testimonio de estas palabras de la virtuosa y sabía Dama Xelda se levantó una turbonada de viento y truenos y tembló la tierra.
¡Sea| Quedais libres doncellas!- Dijo espantada la meiga. Y salieron de la zarza la mora Zulema y Saura Rosa. Y, entre tanto, un torrente que se formó arrastró  el cuerpo de Aldoza Cambas.
Otras jóvenes más quedaron desencantadas y todas juntas fueron a cumplir sus promesas aa la romeria de San Andrés de Teixido, donde fue bautizada la mora Zulema con los nombres de Andrea Xelda María.
Pocos días después, el conde casó a su hijo con Dama Xelda por agradecimiento de aquel hecho que le había salvado a su hija; y Zulema entró en un convento, donde al cabo de algunos años murió como una santa.

Camiño de San Andrés   ( Camino de San Andrés )
Nas ponlas de unha silveira  ( en las ramas de una zarza )
En onde estaba encantada   ( en donde estaba encantada )
A linda moura Zulema.        ( la linda mora Zulema )
Encantouna cando estaba    ( la encanto cuando estaba )
Collendo nas azucenas          ( cogiendo azucenas )
En o jardín do seu pazo       ( en el jardín de su casa )
Aldonza Cambas a meiga.    ( Aldonza Cambas la meiga. )

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