domingo, 3 de abril de 2016

EL SITIO DE LUGO POR ALMANZOR











EL SITIO DE LUGO POR ALMANZOR

Hay en Galicia algunas leyendas de fondo histórico o que se refieren a personajes que han tenido una existencia real en nuestra historia.  Algunas de ellas podemos decir que son tragedias acontecidas a personas reales, cuyo fin desventurado alcanzó caracteres de leyenda, porque su recuerdo fue transmitiéndose tradicionalmente. Otras, como la que voy a referiros ahora, no son, por fortuna, del mismo carácter.

Dícese que, allá por el año 997, llegó Almanzor, el célebre caudillo mahometano, en una de sus incursiones por tierras de Galicia, ante la ciudad de Lugo, que cerró las puertas de sus murallas y se aprestó a la defensa.

Varios intentos de las tropas musulmanas para escalar los recios muros tropezaron con la valiente y firme resistencia de los lucenses, que infligió grandes pérdidas a los invasores. Pero el jefe moro se propuso entonces disponer el cerco de Lugo y rendirla por el hambre, pues de ninguna parte podría la ciudad recibir provisiones.

Empezó el sitio y fueron pasando los días con el consiguiente miedo de los sitiados, que veían llegar un final desastroso, pues se iban agotando las vituallas sin tener medio alguno de reponerlas, ni tampoco fuerzas bastantes para intentar una salida que, trabando lucha con el ejército que los cercaba, enormemente superior, pudiera proporcionales la victoria.

Pero a uno de los hidalgos que comandaban a los defensores se le ocurrió un ardid que pudiera quizá favorecerlos. Acercándose a las almenas de la muralla, gritó llamando la atención de los sitiadores; y cuando vio que algunos acudían para ver si los de la ciudad deseaban parlamentar, les grito que quería hablar con su jefe acerca de algo que había de interesarle mucho.

Cuando Almanzor acudió al pie de la muralla, el conde le habló así:

-Gran guerrero que haces ondear en tu tienda el verde pendón del Profeta, ¿por qué estás perdiendo el tiempo ante nuestra ciudad? ¿Qué esperas? Nosotros somos pocos ante tu poderoso ejército; pero podemos resistir el cerco todo un año, puesto que tenemos alimentos bastantes. Entre tanto, han de llegar tropas en nuestra ayuda, que ya sabemos que se están concentrando y armando no muy lejos de aquí. Y para que veas la verdad de lo que te digo, ahí te va una muestra, que puede ser precises tú más que nosotros.

Y cogiendo un cordero que se había hecho llevar hasta allí, de los pocos que ya quedaban en la ciudad, lo tiró desde la muralla a los pies del caudillo musulmán mientras otro conde compañero suyo volcaba una canasta de panes.

Los moros veían asombrados cómo aquellos hombres tiraban así fuera de las murallas lo que ellos creían que les faltaba ya para alimentarse.

Y viendo esto, y convencido Almanzor de que nada lograría con el cerco de la ciudad, ordenó enseguida el levantamiento del campo y las tropas mahometanas reanudaron su marcha hacia otro lugar, creyendo que , tal vez, si esperaban allí la llegada del ejército a que se había referido el conde cristiano pudieran verse comprometidos.

Así se vio libre la ciudad de Lugo y evitó el caer en poder de sus sitiadores.

Y hay quien dice que de aquel hecho le vino al conde el blasón y nombre de Bolaño, o sea de bolo (pan) y año (cordero).

El pintor gallego Modesto Brocos dejó un magnífico cuadro que representa esta famosa «Defensa de Lugo». Sin embargo, la Historia no dice nada de aquel episodio, o por lo menos yo lo desconozco.


Santiago Lorenzo Sueiro
Presidente de Alianzagalega

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